Una vez tenemos claro que la baraja del Tarot tiene un total de 78 cartas, existe un total de 56 de esas cartas que corresponden a lo conocido como “palos”. Estos palos del Tarot son conocidos como “Arcanos Menores” y reciben este nombre debido al poder que tienen dentro de la baraja, que es menor que el de las otras 22 cartas, conocidas como “Arcanos Mayores”.
Estos Arcanos Menores representan todas aquellas preguntas relacionadas con lo más superficial de la vida, con la parte práctica de todo aquello que está representado en las cartas de los Arcanos Mayores.
Por ejemplo, si una de las cartas de los Arcanos Mayores es “La Muerte” y esta representa un cambio, en los Arcanos Menores veremos dónde exactamente va a realizarse ese cambio.
Los palos en el Tarot tienen el mismo símbolo que en la baraja española, con la diferencia de recibir un nombre diferente y, a su vez, representar diferentes significados mágicos, como veremos a continuación.
Podemos encontrar que los iconos pueden variar un poco entre las distintas barajas, pero ocurre así con su significado, por lo que podemos estar tranquilos con ello.
Los diferentes palos del Tarot
Las espadas:
Son también llamadas flechas y picas y están íntimas relacionadas con el aire como elemento, con todo aquello que pueda representar las ideas o algo mental, intelectual, etc. También están relacionadas con el invierno y la sensación de frío.
Por ejemplo, “El as de Espadas”, es una carta que simboliza aquella capacidad que tenemos de poder imponer nuestras ideas ante los demás, de utilizarlas para persuadir a los demás y conseguir nuestros objetivos.
Es una manera de conseguir nuestros éxitos ante un conflicto con decisiones acertadas, aunque podemos estancarnos en el aspecto negativo del estrés y los malentendidos.
Los bastos:
Que suelen recibir también el nombre de varas, son el mayor representante del fuego como elemento. Están relacionados y asociados con la sexualidad y, a su vez, con el trabajo conseguido con esfuerzo y concreción, y con grandes proyectos. El otoño como estación es donde más podemos localizar a este palo.
Si nos aparece un nueve de Bastos, sabemos que contamos con una gran prosperidad y armonía en todo aquello que estamos haciendo y nos habla de la gran perseverancia que estamos llevando a cabo.
Sin embargo, si nos aparece pero invertida, nos encontramos ante el reflejo de nuestra impotencia y debilidad ante situaciones que se convierten en un obstáculo que nos superan.
Se convierte en una advertencia de que no debemos rendirnos y recordar que tenemos coraje para muchas cosas.
Las copas:
Se encuentra profundamente vinculado con el agua como elemento y directamente asociado a las emociones y a los sentimientos.
La creatividad artística así como el amor, la sanación y el cariño, representan tanto en el palo de las copas como el verano.
¿Y si nos aparece, por ejemplo, un tres de copas? Pues estamos de fiesta ya que nos está invitando a recordar la felicidad que sentimos cuando estamos rodeados de las personas que queremos y que no olvidemos el talento que tenemos.
Pero tenemos que tener en cuenta también que, si nos la encontramos invertida, nos avisa de una gran decepción, tanto a nivel amistoso como amoroso y que también debemos intentar no caer en la tentación de la bebida, comida, etc., sino controlar nuestras responsabilidades.
Los oros:
Son conocidos, dentro del mundo del tarot, de manera muy general como pentáculos entre otros nombres, para representar como elemento a la tierra.
Es su manera de encontrarse conectado a todo lo material, a la materia en sí, a los juegos, etc… Eligiendo así la primavera como la estación que mejor puede representar a este palo.
La reina de Oros es una de las cartas que más nos gustaría encontrarnos, ya que se encuentra vinculada con la abundancia y la creatividad.
Ahora bien, si en nuestro caso nos la encontramos invertida, debemos tomarla en serio, ya que nos avisa de la gran dependencia que sufrimos y que puede convertirse en un gran desequilibrio en nuestra vida.
Nos podemos volver unas personas con mucha inseguridad y una gran ausencia de autoestima por el simple hecho de no aceptar los cambios y las marchas de algunas personas o no saber gestionar nuestra autonomía.
