Ahora mismo, los cristales se encuentran en su momento de mayor popularidad, aunque sus poderes ancestrales van más allá de modas y tendencias, y pueden usarse en nuestras vidas para hacernos sentir más tranquilas y tranquilos, más valientes o más en sintonía con nuestras energías.
Siempre que se plantea el tema de los cristales, cómo funcionan o cómo es exactamente todo lo relacionado con las energías que hay en ellos, es necesario pensar en cosas que existan: Los árboles, nuestros cuerpos, las estrellas, el cielo, etc.
Todas y cada una de estas cosas están hechas de energía, la única diferencia es que sus energías se disparan en diferentes direcciones e interactúan de distinta manera con el mundo que los rodea.
Los poderes de los cristales
Ahora bien, cada cristal del que hablamos, tienen su propia frecuencia energética inimitable y esta se alinea de una forma única y se absorbe en un momento dado y en un objeto determinado.
Cuando se aprovecha cada frecuencia, nos conectamos con cada piedra de manera diferente y de distintas maneras de la misma forma que lo hacemos con otras personas, animales, etc.
Todos los cristales son reconocidos por su influencia, su capacidad para curar, proteger, conectar, manifestar y transformar energía.
Lo más asombroso de los cristales es que forman parte de la naturaleza y han sobrevivido a toda clase de transformaciones que ha sufrido y vivido la propia naturaleza como erupciones volcánicas, eras de hielo, etc.
Con el tiempo, los cristales almacenan una cantidad asombrosa de energía y, a veces, esa energía puede convertirse en densa, pesada o estancada y debe eliminarse desde el interior de las piedras.
La energía que tienen se puede utilizar para semanas que son particularmente estresantes o limpiar nuestros cristales para conseguir ir cualquier energía que no nos permita avanzar.
Cómo utilizar los cristales
La mejor manera de que podamos aprovechar realmente la frecuencia energética y alienarnos con nuestros cristales es utilizarlas mientras meditamos.
A través de la meditación elevamos nuestra conciencia a un nivel superior y la abrimos a todo tipo de percepciones y recepciones de frecuencias y energías más altas.
La mejor manera de conseguir sacar el máximo partido a todas nuestras piedras es utilizar una distinta en cada sesión de meditación, por ejemplo, dos veces al día durante al menos una semana.
Realizando esta práctica, es una buena idea anotar todo aquello que vayamos experimentando, avances o cualquier otro tipo de sentimiento o emoción notable mientras estemos trabajando con la piedra o después de dejarla.
Los chakras y los cristales
Por lo general, los diferentes colores que tienen los cristales están orientados a los diferentes chakras.
Por ejemplo, la ágata y el lapislázuli corresponden al chakra de la garganta por su color azul, por lo que sería bueno que eligiésemos algo así cuando tengamos dificultades para alinearnos con nuestra mente o para encontrar aquello que nuestra voz no es capaz de decir.
Otros chakras tienen la facilidad de poderse alinear con diferentes y múltiples piedras: turmalina verde o la calcita rosada, que son los cristales más utilizados para el chakra del corazón porque, a pesar de tener colores diferentes, su frecuencia energética es similar.
Es bueno tener en cuenta que los cristales nos ayudan a encontrar ciertos beneficios y transformaciones que son necesarias para podernos descubrir y nutrir de la mejor manera.
A través del uso de las piedras encontramos que podemos liberar viejos patrones, descubrir nuevos caminos y encontrar la fuerza para empezar nuevos proyectos.
Nos pueden ayudar a alinearnos con nuestra mente y nuestro cuerpo de forma que podamos superar ciertas cosas que hemos enterrado de nuestro pasado, abrir puertas a las aventuras nuevas y comenzar a ser una persona más consciente y presente en cada una de las partes de nuestra vida.